5 jul 2011

EL FRACASO ESCOLAR

                                    TEOFILO FLORES
¿Por qué en el siglo XXI sigue existiendo el fracaso escolar?
                                     Dar una respuesta categórica a este interrogante es difícil, por cuanto este fenómeno es conocido como el problema de las mil causas, sin embargo es el reto que debemos asumir los docentes, máxime cuando se conoce que muchas de las causas son de carácter pedagógico. Se define el fracaso escolar como un fenómeno dado en los escolares que presentan bajo rendimiento, es decir cuando un estudiante no es capaz de alcanzar el nivel de rendimiento medio esperado para su edad y nivel pedagógico. Visto así, estamos centrando  la mirada acusadora en el estudiante y el profesor, y no ahondamos su análisis de causalidad y consecuencias en el sistema educativo que a mi manera de ver es el principal responsable.
Un país se organiza en instituciones para dar respuesta positiva a sus necesidades permanentes, y la educación es una de ellas. Desde el momento que se institucionaliza la educación y se hace responsable el Ministerio de Educación de las necesidades educativas del país, se reproducen las condiciones materiales y simbólicas que dan continuidad y sentido a nuestra sociedad. Es el Ministerio de Educación quien administra su gestión, quien establece sus objetivos generales y diseña el currículum nacional vinculado a la comprensión de la educación y su función social; y cuya expresión concreta es el proceso de escolarización.
En nuestro país la escolarización se distribuye socialmente a través de dos vertientes: la educación pública y el la educación privada. La educación pública que es financiada por el Estado y la educación Privada es financiada por los padres de familia que como es obvio está mejor implementada.
La escuela no es un espacio político neutral,  está en función del tipo de sociedad que se quiere formar, en otras palabras la educación es una política de  Estado, consecuentemente  es él quien a través del sector correspondiente debe dotar de todo los elementos necesarios para hacer de este instrumento una herramienta eficiente y eficaz en la  formación de una sociedadmás justa y humana. La educación es una Política de Estado por excelencia. Lamentablemente  nuestro Estado Peruano no lo ha entendido así y desde sus orígenes viene aplicando una Política Educativa Gubernamental, responsable de los frecuentes cambios o reformas al gusto y capricho del gobierno de turno. Esto explica el elevado índice de fracaso escolar, abandono y ausencia de calidad educativa.
                                    Tradicionalmente la escuela se ha  centrado en los aspectos cognitivos, priorizando los aprendizajes científicos y técnicos; dejando de lado el conocimiento de las personas, cerrándose así a asumir su compromiso.  Nunca se ha detenido a reflexionar sobre sus sentimientos y emociones, cerrándose de esta forma al compromiso.” La escuela no prepara hasta ahora para trabaja, prepara sólo para la universidad y es aquí donde muestra su mejor perfil el fracaso de nuestro sistema pedagógico”        (Luis Jaime Cisneros- La Republica -14/12/08).
  Si antes la escuela era ajena a la vida laboral y al trabajo en fábricas y talleres, ahora toda tarea escolar, para poder colaborar con las necesidades futuras tiene que revisar sus métodos, aclarar sus funciones descubrir que el futuro para el que prepara a los estudiantes es distinto del pasado sobre el cual se apoya la actual realidad escolar   
Para lograr nuestro progreso y desarrollo tenemos que aprender a rectificarnos y esto traer consigo disminuir y o erradicar el fracaso escolar, el abandono escolar, el analfabetismo y falta de caridad que existe en nuestro sistema educativo. Para ello es necesario asumir nuevos paradigmas:
-          El docente es facilitador del aprendizaje.
-          El dicente es el centro del proceso de enseñanza –aprendizaje.
-          Los docentes del singo XXI debemos ser conscientes que sólo somos parte en la construcción nacional, parte importante; pero al final sólo una parte.
-          No somos dueños de la verdad si no solo de una parte de ella
-          La realidad es sumamente cambiante. Todo fluye todo está en constante devenir.
-          La única verdad es el cambio.
-          El profesor es investigador.
-          La educación de calidad es aquella que es capaz de dar respuesta positiva a la diversidad.
-          Comprender que pensar  el futuro es cambiar el presente ya.
-          Que es necesario contrastarse con el cosmos y darnos cuenta de cuan pequeños somos.

Hoy tenemos un horizonte que es la búsqueda de la igualdad de oportunidades y la justicia social, buenas razones para la esperanza. Nuestros estudiantes esperan la ayuda de nosotros los adultos para apropiarse del mundo. La educación debe de abrirnos las puertas del futuro. Los jóvenes necesitan que les demos la posibilidad de pasar el Umbral. Ellos necesitan docentes comprometidos, altamente capacitados y capaces de brindar su amistad; que se les   respete y se les  demuestre que se les tiene confianza, es decir maestros de calidad. Pero debemos tener en cuenta que esta condición no nos la da la escuela o Universidad alguna, esta condición  es fruto de nuestra  capacitación permanente y del  hábito de lectura que nos debe acompañar durante toda nuestra existencia.

En resumen, podemos decir que el fracaso escolar no está restringido al individuo que lo vive como una falla en la tarea de integrarse a la vida productiva del país, sino como el fracaso de una sociedad que es incapaz de mejorar los niveles de vida de sus integrantes más desprotegidos. Y, que existe en nuestro país  como resultado del abandono de la educación  pública en sus tres niveles de parte del Estado. Lo cual ha devenido en la falta investigación, en su divorcio secular con la sociedad en la que se encuentra inmersa,  desmotivación del profesorado por su maltrato social y económico  y  el desinterés del estudiante  para  asistir  a la escuela; porque en ella no encuentra respuesta a sus necesidades y no es respetado.
 El fracaso escolar  además de ser un reto debe ser visto y tratado como una feliz oportunidad, que pone a prueba nuestras neuronas, nuestra certeza en el cambio y nuestra fe. 



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