19 jun 2011

“EDUCANDO DENTRO DE LA DIVERSIDAD”


                             
   LIC. BEIDY  LÓPEZ SÁNCHEZ             


  
“No es la solución separar las discapacidades humanas a la hora de educar. Es incluyendo tales diferencias en nuestra abnegada labor educativa, como vamos a elevar el nivel de vida de quienes suelen estar más completos que otros.”


Alguna vez en mi corta labor pedagógica tuve la gran dicha de conocer a Paola, una linda jovencita de 16 años que ingresó a la institución en la que yo laboraba. Ella tenía una condición un tanto diferente a la nuestra, estar privada de la visión, pero colmada de los más grandes sentimientos que la enriquecen como persona y que hacen que actitudes como la de ella nos den una lección de superación y valentía. Cuando tuve la oportunidad de darle una clase, sentí un gran sentimiento de impotencia y de cierta incapacidad ya que, no manejaba el sistema Braille que ella usaba a la perfección, mis clases eran capturadas en su pequeña grabadora. Jamás estuve preparada para lidiar con una chica como ella, y eso me hizo sentir como la más inútil de las personas. Pero aprendí a ver las cosas que uno no quiere ver y que ella las percibía sin hacer uso de sus ojos. Paola tubo que salir de la institución espantada por docentes inhumanos que jamás comprendieron que ella  sólo era una chica que quería superarse y que la única  condición que la limitada era su ceguera. Nadie hizo nada para evitarlo, tal vez porque  fue más fácil o más cómodo para el director, o porque realmente pensaron que ella estaría mejor en una escuela especial. Lo cierto es que  perdí la gran oportunidad de  seguir aprendiendo con ella y de seguir sintiéndome tan pequeñita al lado de la gigante Paola.
 No todos los docentes somos capaces de entender las diferencias individuales y de atender las necesidades especiales de algunos jóvenes que bien podrían ser nuestros hijos.    Diferencias individuales las tenemos todos, necesidades especiales sólo aquellos a quienes la vida les privó de alguna característica para poder ser normales. Pero no se notaría tal dificultad, ni tampoco estaríamos analizando y tratando de encontrar soluciones al problema de la inclusión en nuestro país, sino fuésemos nosotros mismos quienes agrandamos tales diferencias con ellos.
La indiferencia, la intolerancia, la marginación son los males de una sociedad que piensa que alejando al discapacitado de su entorno o llevándolo a un centro especial el problema se acabará. Estos jóvenes sólo quieren sentirse parte de un mundo que no fue hecho para ellos, capaces de demostrar que su discapacidad no los hace violentos, ni torpes, ni mucho menos ignorantes; yo diría que mas bien, son unos genios, porque no sabemos si algún día podríamos soportar perder alguna función de nuestro cuerpo y de actuar tan valientemente como ellos lo hacen, eso es digno de admirar. En tal sentido el rol del maestro es de ser empático y de brindar las condiciones favorables para que estos jóvenes lleven a cabo su proceso de aprendizaje con total normalidad y se sientan parte de un sistema educativo que si bien es cierto, se preocupa del problema pero no lo atiende a calidad.
 La educación inclusiva apunta esencialmente a la atención en la diversidad; ya que constituye un derecho inherente al ser humano, el mismo que requiere de un trato especial dentro del marco de la igualdad y el respeto a sus derechos fundamentales. La escuela inclusiva debe ser una escuela integradora y generadora de un clima propicio para el desarrollo integral de los estudiantes con necesidades educativas.
A nuestras autoridades les queda cumplir su rol de fiscalizador para que la ley de inclusión se aplique en las instituciones educativas y se sancione a los malos docentes o directores que tratan a estos jóvenes como si tuviesen alguna enfermedad infecto-contagiosa, mas bien aun, implementar con la infraestructura adecuada y capacitar a los docentes para que la labor educativa sea mucho mas confortable.
La función de los padres de familia es de no desmayar en sus intentos por lograr el pleno reconocimiento y la aceptación de sus hijos con necesidades especiales dentro el sistema educativo y así brindarles un nivel de vida que permita superar las dificultades y salir airosos de la difícil batalla que les toco afrontar.
Si contribuimos a que la educación inclusiva mejore en nuestro país estaremos también contribuyendo a que la especie humana repotencie  la sensibilidad que en los últimos años se ha mermado debido a la automatización de un mundo globalizado y materialista. Tengamos en cuenta que si sólo actuamos como máquinas de producción, en algún momento ésta podría fallar o simplemente dañarse por completo.
Comparemos    nuestras diferencias y veamos quienes tienen mayores necesidades especiales si las que se observan físicamente o las que se llevan en nuestro interior.
¡Incluyamos la diversidad en nuestra labor educativa!
BIBLIOGRAFÍA
Educación Inclusiva.- Ministerio de educación.